
El IPET 248 Leopoldo Lugones, ubicado en Córdoba capital, se convirtió en un nuevo ejemplo de que cuando hay organización, hay victorias.
Frente a la intención del Ministerio de Educación de cerrar un curso en la institución, las y los trabajadores de la escuela no se quedaron de brazos cruzados. A través de la organización colectiva, el diálogo con las familias, las acciones gremiales y la visibilización del conflicto, lograron frenar una medida que afectaba directamente el derecho a la educación de las y los estudiantes.

Durante varios días, docentes y delegados del establecimiento articularon asambleas, redactaron notas formales, se comunicaron con autoridades y, sobre todo, construyeron unidad entre todos los actores de la comunidad educativa. El compromiso de los trabajadores y trabajadoras fue clave: no solo defendieron un curso, defendieron el proyecto educativo de una escuela pública que, como tantas otras, se encuentra bajo amenaza por las políticas de ajuste que se implementan desde el gobierno provincial.
La decisión política del gobernador Llaryora y del Ministerio de avanzar con cierres de cursos, fusiones o recortes, se encontró esta vez con una escuela preparada, organizada y con conciencia de sus derechos. La experiencia del IPEM 248 demuestra que cuando hay convicción y lucha, se pueden conquistar triunfos concretos que impactan directamente en la vida de estudiantes y docentes.
Ahora bien, este hecho también deja una reflexión hacia adentro del movimiento sindical: es fundamental que la conducción gremial esté a la altura de las circunstancias. No todas las escuelas tienen los niveles de organización que tiene el Leopoldo Lugones, y ahí es donde el sindicato debe asumir la responsabilidad de prevenir estas situaciones y garantizar que ningún derecho se pierda en silencio. Representar es también acompañar, y fortalecer la voz de quienes aún no pueden gritar.